La Dama de Negro


Vestida de negro entera . Comenzando por los cabellos, mantenidos en la negritud absoluta, sin resquicios, con el negro artificial o mejor , el negro eterno , para marcar el paso a lo siguiente.

Blusa negra, mangas largas, austeras, severas, preferible- mente, sin concesiones, sin adornos de colores que distraerían de lo fundamental.

Ropa interior presumiblemente negras , es lo lógico, pues lo contrario sería de una discordancia enorme, absurda; por ejemplo un brassier  rosado o rojo. Eso sería para otro tipo de gentes, con otra mentalidad, con otras insinuaciones.

Cinturón , cuando existe, negro, claro está, estrecho o ancho, eso no importa, lo importante es el color, uniforme, severo, y para eso nada mejor que el negro absoluto.

Asumimos el uso de pantis negros, con los mismos argumentos del brassier. Eso hace más seria y profunda la actitud.

Pantalones negros, rigurosamente negros, sin concesiones. No podía ser de otro modo.

Zapatos negros , mejor si si son botas a medio tobillo, para acentuar el efecto, para no dejar resquicios a la más mínima duda. Pisadas largas y fuertes , ¿ fuertes, seguras ? ; por lo menos así lo aparentan o lo quieren insinuar , ¿ o sólo es eso, insinuación ? .
Esto es válido sobre todo para aquellos que no conocen sus interioridades, las cuales lucen a buen resguardo o en todo caso , ¿ a quién le importa ?, son asuntos muy personales, íntimos y tienen que estar recubiertos por la discreción, como debe ser.

Medias negras, gruesas, sin rendijas, para que no entre nada del exterior. Como corazas, recordando que los pies son puntos débiles, por donde hasta la gripe entra, recuérdese si no el famosísimo talón de Aquiles y las consecuencias de saberse la debilidad del punto .

Todo este andamiaje para vestir un cuerpo joven, flexible, como una fina vara de Bambú, que se balancea al viento y se mueve con velocidad sorprendente, dispuesto a llegar mejor antes que después.

Disciplina hay , lo demuestra cada día, cumple sus tareas con eficacia casi espartana, sólo le oí quejarse de su trabajo una vez, a poco de conocerla, luego nada. Sólo trabajo incesante, duro, pero realizado con atención y concentración, como si la vida le fuera en ello. Cuando se levanta de su asiento lo hace alegremente, o por lo menos así lo parece, pues muestra una amplia sonrisa y saluda con gracia y donaire, como si antes, no se hubiera enterado de que existiera nadie a su alrededor.

Su amplia sonrisa sorprende pues era de esperar un rostro austero, severo, sin inclinaciones hacia la debilidad como podría ser una sonrisa, sin embargo, esta es amplia, muy amplia, y trae a la luz unos dientes grandes, fuertes, que para disciplinarlos, se usó durante meses unos Bracers, artefacto horroroso si los hay, pero al parecer eficaz , pues devuelve lo que la naturaleza no dio o no quiso dar de entrada: uniformidad y rectitud, lo cual se alinea con la rigidez aparente del personaje. Durante el tiempo de uso de los susodichos Bracers su rostro adquirió una dureza adicional, que sin ellos no existe.

Frente amplia y despejada, reflejando quizás una mentalidad en esa misma tesitura.

Pómulos ligeramente salientes, sin exagerar. Mejillas pálidas, poco maquilladas, discretas, para acentuar la palidez y un aire de tristeza que no acaba de cuajar.

Nariz afilada, estrecha, compatible con el resto de un rostro, donde nadie quiere ser protagonista.

Ojos obscuros, profundos, si serían de otro tono se saldrían de contexto.

Boca amplia con labios finos y siempre dispuestos a estirarse en una sonrisa amplia, la cual desdice de la austeridad que el resto quiere transmitir.

Barbilla estrecha, afilada, preparada para dulcificar el conjunto del rostro.

Orejas bien delineadas, adornadas en sus lóbulos con aretes poco llamativos, discretos, eso cuando la negritud de la cabellera, no muy larga, los deja entrever.

Cuello largo, estrecho con nuez poco pronunciada para dar aún más feminidad al conjunto ,si cabe, para que no haya ni un resquicio de duda. Ocasionalmente , un collar sencillo , para contraste, supongo.

Hombros estrechos, sólo suficientes para sostener unos largos brazos que desprenden de ellos con soltura y elegancia.

Manos finas con dedos largos, llevando algunos discretos anillos, no muy llamativos, pero si suficientes para remarcar la personalidad de la portadora.

Dicen los psicólogos que el vestir totalmente de negro-sin estar de luto-es una manifestación del deseo de destacar ante lo demás, es llamar la atención hacia uno mismo. Puede que tengan razón, ellos sabrán el porqué, el caso es que luce congruente , pues en un país tropical, húmedo, caliente y con muchos mosquitos, lo menos que uno puede esperar, en buena lógica , es el uso casi generalizado de ropa de tonos claros, incluso el blanco sería lo más adecuado, a pesar de sus conocidos inconvenientes, pero no, la lógica falla, he aquí el caso de que no siempre es la lógica la que impera por estos mundos.

Lo que hay que admitir es que sí llama la atención de todos, o de casi todos , uno nunca sabe, pero el foco de atención se centra de inmediato en ella, más que si fuera vestida de los colores habituales. El efecto es similar al de una mujer vestida con pocas ropas en una playa llena de bikinis, seguro que la mayoría de miradas masculinas y también femeninas, van hacia la mujer vestida de esa guisa, por la sencilla razón de que es diferente al resto.

Dicen que la mujer , que durante eones ha desarrollado el fino arte de atraer miradas y atenciones hacia si, conoce de esas artes un montón, nosotros , los brutos y superficiales hombres, sólo caemos una y otra vez en la ancestral trampa , con una inocencia de niños, mientras ellas se divierten a nuestra costa, ya que les resulta extremadamente placentero vernos con los ojos y la boca medio abierta y la baba a punto de caer, decir tontadas tras tontadas de una forma casi incoherente, mientras ellas se contornean con el orgullo de haber conseguido su objetivo : llamar la atención del macho.

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