Q.E.P.D.

El mundo y los seres humanos se aferran a creencias erróneas o por lo menos absurdas, probablemente para así sentirse seguros. Muchas de esas creencias son falsas y sin embargo se enraizan de tal modo en la mente que pasan a ser una " herramienta " de trabajo tan imprescindible que se repite de una manera automática cada vez que viene al caso y se asume como algo inamovible, absolutamente cierto y por tanto irrebatible.
Es muy difícil contrarrestar estas afirmaciones ya que son articulo de fe y, por tanto, no admiten réplicas.De hecho casi nadie trata de contrarrestar o tan siquiera pensar en ello ( lo cual facilita la vida ).Si alguien se atreve a realizar tales actos contra lo usual, es calificado como rosca izquierda y normalmente se le considera un excéntrico o por lo menos un tipo " raro " o por lo menos " divertido ".
Sin embargo, el asunto trasciende de lo banal a lo ridículo sublime cuando toca ciertos aspectos de la vida cotidiana o de la muerte, como es el caso al cual me voy a referir en especifico.
El acrónimo Q.E.P.D. es ridículo por el simple y aplastante hecho que describe una situación irreal ya que por antonomasia todo el que está muerto ya está descansando en paz. Eso es aunque le remuevan o sacudan sus huesos ya nadie es capaz de perturbar la inmutabilidad de la muerte, sin embargo mucha gente asume como cierta la frase de que si tal cosa sucede o ha sucedido “ se sacudirán los huesos de fulano de tal “ que ya lleva unos años de muerto, el único asidero de tal afirmación es considerarla como un recurso retórico y nada más.
La muerte seguirá por siempre como algo misterioso alrededor de lo cual se pueden tejer cualquier maraña de creencias adaptadas para todos los gustos o culturas. Así vemos en la historia humana el desarrollo de diversas manifestaciones culturales alrededor del hecho ineluctable de la muerte, que aunque no sabemos su origen, han desarrollado hechos que van desde el baile y el alborozo para alegrar el pasaje al más allá o el alquiler de ¨lloronas ¨que hacen el papel teatral de lamentarse en voz alta, por la perdida del ser querido de otros.
Los humanos nos resistimos a aceptar la muerte como algo natural-todo lo que nace debe morir-, eso incluye al universo mismo. Mantengo la idea desde hace mucho tiempo de que uno de los mas grandes fracasos de las religiones es que no han convencido a nadie de que "pasar a la otra vida " es mejor, el resultado: Nadie quiere dar el paso, todo el mundo se resiste, -salvo los suicidas- sean estos individuales o los suicidas fundamentalistas que quieren llevarse a muchos para su paraíso con las 40 vírgenes aquellas

In memoriam: Reynaldo

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