Padre por Encargo
Estoy explorando con sonografia el primer embarazo de una señora de 43 años de edad, que llevaba 12 años de matrimonio sin conseguir antes embarazarse. Le pregunto como lo ha logrado y ella me explica:
Como mi marido no me embarazaba un día me decidí y lo senté para decirle lo siguiente: Como tu no me embarazas y yo quiero un hijo, voy a la calle a buscarlo, si te gusta bien, y si no te gusta , también.
Para su sorpresa el marido estuvo de acuerdo y ella, ni corta ni perezosa, se busco un hombre con el cual tuvo relaciones durante unos seis meses, sin resultados positivos, ante esto, lo mando al … y se busco otro, este rápidamente la embarazó.
Como había observado antes de que ella entrara al consultorio, que la acompañaba un señor, le pregunté, quien era, y ella me contestó muy tranquila: mi marido.
Yo, estando aún algo perplejo, le pregunté si el marido estaba conforme con la situación y su repuesta fue demoledora: Está más contento que yo
Ante la situación, me callé y posteriormente he reflexionado mucho sobre este hecho y ante todo quiero rendir un tributo a ese hombre desconocido para mi ( solo le vi, de reojo, al abrir la puerta ) que superando siglos quizás de ¨hombrías ¨mal entendidas, pudo aceptar de buena gana un hecho que además en un pueblo del interior de Republica Dominicana, de seguro , le granjearon muchos comentarios y jocosidades.
Eso a pesar de que en Republica Dominicana el ¨machismo ¨ suele estar muy arraigado.
Como mi marido no me embarazaba un día me decidí y lo senté para decirle lo siguiente: Como tu no me embarazas y yo quiero un hijo, voy a la calle a buscarlo, si te gusta bien, y si no te gusta , también.
Para su sorpresa el marido estuvo de acuerdo y ella, ni corta ni perezosa, se busco un hombre con el cual tuvo relaciones durante unos seis meses, sin resultados positivos, ante esto, lo mando al … y se busco otro, este rápidamente la embarazó.
Como había observado antes de que ella entrara al consultorio, que la acompañaba un señor, le pregunté, quien era, y ella me contestó muy tranquila: mi marido.
Yo, estando aún algo perplejo, le pregunté si el marido estaba conforme con la situación y su repuesta fue demoledora: Está más contento que yo
Ante la situación, me callé y posteriormente he reflexionado mucho sobre este hecho y ante todo quiero rendir un tributo a ese hombre desconocido para mi ( solo le vi, de reojo, al abrir la puerta ) que superando siglos quizás de ¨hombrías ¨mal entendidas, pudo aceptar de buena gana un hecho que además en un pueblo del interior de Republica Dominicana, de seguro , le granjearon muchos comentarios y jocosidades.
Eso a pesar de que en Republica Dominicana el ¨machismo ¨ suele estar muy arraigado.