La Falsa Seguridad

En el ejercicio médico clínico es muy difícil estar seguro de nada. La ciencia es duda, inseguridad, aunque los receptores de nuestras decisiones- los pacientes- no lo captan o por lo menos parecen no captarlo. Ellos creen que esto es un acto de fe, en realidad, la mayoría lo cree así, es decir, vienen al médico porque creen que van a ser curados de ahí el gran desencanto que existe cuando hay un fallo diagnóstico.
La fé ya se sabe, no duda, por tanto es de fácil asunción, la ciencia se basa en la duda, no nos creemos nada, hasta demostración en contrario.
Siempre hemos mantenido y practicado la tesis de que el médico debe tener la ¨ lengua pesada ¨ , con ello lo que queremos expresar es que cuando el médico deba pronunciarse sobre un caso particular, debe tener el máximo de pruebas clínicas, analíticas o imagenológicas, que le permitan emitir un juicio ponderado y a ser posible, lo más cercano posible a la realidad.
El problema aparece porque tanto el paciente o sus allegados, desean un juicio rápido o mejor aún una curación inmediata, cual si de un acto de hechicería se tratase. Esa presión social provoca la emisión de juicios clínicos equivocados, con los subsiguientes errores de tratamiento y al final, el fracaso de toda la operación.
Esto sucede con harto frecuencia, por suerte para muchos médicos y para muchos pacientes, el cuerpo se encarga de resolver la enfermedad por si mismo y en muchísimos casos nuestra intervención como profesionales es más de seguimiento del caso o en todo caso de ¨ayuda ¨para que la enfermedad dure menos.
De todos modos este concepto de ¨ayuda ¨en la enfermedad es la actitud correcta y debe ser la que asuma el verdadero profesional médico, piénsese sino en los grandes éxitos de los médicos de cabecera , los de antaño, tan añorados por todos, su actitud era de observación del curso clínico natural de cada enfermedad, eso sí, al pie de la cama del enfermo, eso le daba la oportunidad de tener en cada momento bajo un cierto control cada síntoma y así ¨ayudaban ¨efectivamente para que el enfermo se recuperara.
Siempre hemos pensado que es de arrogantes el creer que el medico cura enfermedades, más bien lo correcto es creer que ¨ayudamos ¨a que el cuerpo se cure a si mismo.
Asegurar los contrario puede traer muchas sorpresas desagradables y por lo menos desprestigiar al médico aunque haya actuado de buena fe.
En un caso reciente una muchacha de 28 años fue diagnosticada por mí de quiste de Tiroides, acudió a un cirujano, el cual de forma correcta le hizo punción bajo anestesia local y entonces cometió el error de asegurar a la paciente, muy ufano, que eso no volvería a aparecer más. Unos meses más tarde le realizo una nueva sonografía de control y tenía una lesión quistica, tabicada, de mayor tamaño que la anterior.
Expongo el caso para demostrar que no podemos erigirnos en profetas que pronostican el futuro, hay que ser prudentes y acudir a las estadísticas que nos dicen que existen un porcentaje de pacientes que les reaparece la lesión y otros a los cuales no les reaparece.
En nuestra práctica diaria no podemos decir " nada es mentira. Basta con un poco de fe y todo es real " según decía Louis Jouvert en la Entrada de Artistas

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